Hitler y la industria del disco

"Hitler, que cabrón" pensé esta mañana en mi aburrida clase de historia mientras miraba las aburridas caras de las aburridas gentes de mi clase... "¡Qué cabrón!" volví a pensar. En serio, todo el mundo le tiene manía porque era un racista, fascista y muchas cosas acabadas en "-ista" (todas ellas malas). ¿Cómo puede una persona ser tan mala y aún así ser tan querido y acogido en su pueblo como para que le sigan coomo tontos corderitos? Meditando, porque como ya he dicho la clase era aburrida, llegué a una conclusión: "Hitler es como el reggaeton" y lo digo tal y como lo siento.

Os explico, los dos son modas, ¿a que sí? Tu vete a Alemania hace 50 años y dime que no mola una fiestecita nazi... ¡con cerveza alemana! También, los dos ponen de moda una serie de cosas que son horrendas; el reggaeton pone de moda la ropa cani en general para todos y para las mujeres o chicas ponen escasos ropajes: faldas como cinturones, escotes hasta los tobillos y un montón de perversiones... Cuando hace cinco décadas que estaban de moda los uniformes hasta la barbilla, muy arregladitos y tal... (pero las mujeres, aunque vistieran menos ligeritas, las trataban igual que en la cultura "reggaetonera", como si fueran una absoluta escoria que solo sirve para calentar y procrear).

Los ideales fascistas se repiten en ambas circunstancias. Tanto Hitler como Don Omar (por poner un ejemplo de reggaetonero) son los típicos tíos chulos, de estos de "me tocas un pelito y te traigo a mi tropa" (las tropas son del barrio para los modernos y del ghetto para los más viejetes).

Además, los dos tienen una música de mierda, de ritmos monótonos que se repiten una y otra vez; además de tener unas letras estúpidas. Supongo que entre los dos me quedaría con los himnos fascistas por eso de que la música antigua es mejor...

Pues eso, que Hitler y sus secuaces del reggaeton no son más que absoluta escoria humana que va por modas... "Hitler, que cabrón" volví a pensar.